Una de las festividades más deseadas durante un viaje a la India es la Gran noche de Shiva, ya que se homenajea a este dios del hinduismo. El festival se realiza durante la noche más oscura del año, la anterior a la Luna nueva, entre los meses de febrero y marzo del calendario gregoriano.
Otra de las leyendas que dan origen a la festividad es la siguiente: un cazador colocó hojas de Bael en el suelo de un bosque para atraer a un ciervo y hacerlo su presa. En el momento en que un ejemplar de este animal se acercó y comió las hojas, se dio cuenta de que el cazador lo iba a abatir y le habló. Le preguntó qué pasaría si su familia veía que no regresaba esa noche. En consecuencia, el hombre lo dejó con vida y no pudo cazar ningún animal por compasión. Casualmente, sin saberlo, estaba colocando hojas sobre un lingam dedicado a Shiva. Este dios se le apareció por la mañana y le dio el don de la sabiduría. De ahí en adelante el cazador no volvió a comer carne y se dedicó a reallizar buenas obras.
Tradiciones de la Noche de Shiva
Durante el día se dejan ofrendas de hojas de bael y agua en el Lingam que representa al dios, tomando como referencia la historia anterior. Además, hay quienes realizan, también como ofrenda, un baño de leche con cúrcuma y arroz blanco o rojo.
Los devotos de Shiva llevan la “tripundra”: tres líneas horizontales de ceniza que se dibujan en la frente. Esas líneas son las que llevan los Sadhus. Simbolizan los tres ojos de Shiva con la espiritualidad, la pureza y la penitencia.
Las mujeres creen que esta fiesta traerá suerte, por lo que las solteras piden un buen marido y las mujeres casadas piden buena suerte para su esposo e hijos.
Hay muchos hindúes que peregrinan a Nepal, al templo de Pashupatinath en Katmandú para dejar sus ofrendas. Pashupati es Shiva, siendo el “maestro de todas las criaturas del planeta”.