El regateo es una práctica muy popular en muchos países de Asia. En las tiendas donde el precio no está fijado, los vendedores están acostumbrados a entrar en un juego con el comprador para encontrar un precio que les sienta bien a ambos. Te comentamos algunos aspectos sobre el regateo en la India. En el caso de los medios de transporte para moverse por ciudades de la India, como los taxis y rickshaws, se puede regatear el precio si no cuentan con un medidor o taxímetro. Si lo tienen, asegúrate de que lo vuelvan a 0 rupias al comienzo del viaje. Si no lo tienen, intenta preguntar en tu hotel qué precio tendría que tener de acuerdo a la distancia que recorrerás. Además, deja claro antes de subir que ese precio incluye a todas las personas y maletas.
En cuanto a tiendas, en la actualidad es cada vez más común encontrar las que tienen precios ya fijados, como en centros comerciales y las que tienen un cartel que dice “fixed rate”. Sin embargo, en los sitios donde no hay un precio marcado, el vendedor dirá uno esperando que sea regateado. Por ello, por lo general son más altos que lo que en realidad cuesta el objeto/servicio.
El regateo en la India no es común en zonas rurales o de poco turismo. Por lo general, el vendedor ofrece el mismo precio que a los locales, por los que en ese caso no habría que intentar bajarlo. En el caso de artículos envasados como el agua embotellada, alimentos envasados, electrónica y cosméticos, tampoco se espera regateo. El precio incluye los impuestos que tiene que pagar el vendedor, por lo que no es común que se baje.
Finalmente, algunas tiendas aún cuentan con un sistema “tradicional” y muy bonito de ventas. Por ejemplo, en tiendas donde venden alfombras o saris. En estos sitios el vendedor te ofrecerá un asiento, te traerá un té y te mostrará una infinidad de ejemplares de sus productos. Esta forma de vender muestra la hospitalidad de los indios, invitando a los extranjeros a su pequeño negocio y comentando características sobre el origen del mismo y de sus productos. Eso sí, probablemente haga que te sientas “obligado” a comprar algo (también regateando) o dejar una propina. La realidad es que no hace falta, aunque siempre lo agradecerán.