La religión en Vietnam es una parte muy importante de sus vidas. Al igual que en Tailandia, la religión que más adeptos presenta es el budismo de la escuela Mahayana, con alrededor de la mitad de la población. Sin embargo, lo curioso es que la segunda mayoría de la población es no creyente, es decir, no profesa ninguna religión.
En Vietnam el Confucianismo se podría etiquetar como una religión, aunque es más como un estilo de vida. Éste se basa en la bondad natural del hombre, en el respeto a la familia y su jerarquía y a la capacidad de perfeccionamiento.
Algunas personas son taoístas, es decir que profesan el taoísmo . Este sistema filosófico se originó en China y se basa en que hay una solidaridad absoluta entre la tierra y el hombre. Esto se debe a que ambos concuerdan a la perfección. Esta religión podría ser el contraste del Confucianismo, ya que una se basa en la naturaleza y la otra en la ética social. En Ho Chi Minh encontrarás la Pagoda del Emperador de Jade dedicada al Dios supremo el taoísmo.
Si viajas a Vietnam también encontrarás personas de religión islámica y cristiana, pero son los que cuentan con menos adeptos, y de religiones más locales como el cao dai o la Jemer .
El catolicismo fue introducido en Vietnam con los misioneros portugueses en el siglo XVII. Algunos años después fueron los franceses los encargados de seguir convirtiendo fieles que creyeran en la Iglesia Católica. A día de hoy, solamente el 7% de la población profesa esta religión en Vietnam.
Los musulmanes que profesan el Islam lo hacen de una manera un poco distinta a la clásica que se suele ver en otros países. Por ejemplo, pueden beber alcohol cualquier día del año, siempre que no estén en Ramadán.
Sin importar la religión que cada uno tenga, todos los locales practican la religión tradicional vietnamita. Ésta está basada en espíritus y dioses ancestrales. Las creencias giran alrededor de un culto a los antepasados: en cada casa hay un altar con fotos de las personas fallecidas . Se les ofrece frutas y flores para que protejan a sus descendientes y para que sus almas no deambulen perdidas.
El altar de cada casa es una de las partes más importantes que hay en ella. Frente a este altar se realizan bodas y se suelen tomar decisiones fundamentales. De esa manera los antepasados son testigos de los hechos decisivos que ocurren en la familia.